Los labios, las cejas, las mejillas e incluso la lengua. Todo parece material potencial para ponerse un piercing. Sin embargo, hay que saber si merece la pena cuando el ‘amor al arte’ puede poner en peligro nuestra salud, por ejemplo, perforando una zona tan delicada como la lengua.
Esta práctica no sólo entraña los problemas habituales del piercing (rechazo, infección, picor, dolor...) sino que, dadas las insuficientes condiciones higiénicas en las muchas veces se practican, puede entrañar otros riesgos: transmisión de hepatitis B o C por vía sanguínea y, en casos extremos, el contagio del virus del sida,hemorragias y asfixia
Lo mejor es renunciar a perforarse una zona tan frágil del cuerpo. Pero si no puedes resistirte a esta moda, al menos sé extremadamente precavida antes de hacerlo.
Asegúrate de que la persona que va a ponerte el piercing tenga experiencia probada en esta práctica y exige que el material utilizado esté totalmente esterilizado.
Es mejor que te informes en varios sitios y te decidas por el que más garantías ofrezca. Piensa que, en este caso, lo barato puede salirte caro
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